La multiplicación del consumo de drogas en Cuba, en particular la conocida como “el químico”, ha hecho inocultable la incapacidad de las autoridades para frenar la proliferación del terrible flagelo a pesar de las altas penas para los vendedores, e incluso, para los que sean sorprendidos en posesión de ellas.
Aunque no se han publicado las cifras oficiales de drogodependientes en Cuba, la falta de opciones disponibles para alcanzar un propósito, la pobre calidad de vida, la precarización laboral y el deterioro del sistema de educación como consecuencias de la severa crisis económica provoca una escalada de las adicciones.
Pero, el tratamiento para curar a los adictos es limitado y costoso para los nacionales porque, aunque, supuestamente, "no cuesta nada", los pacientes, después de saltar la dificultad de conseguir el ingreso, tendrán que llevar a los centros de internamiento todo tipo de vituallas, así como medicamentos y suplementos médicos.
“Por lo menos aquí en Santiago de Cuba, el déficit de instituciones es grande porque existían dos, la sala del Hospital Psiquiátrico San Luis de Jagua y la sala de desintoxicación del Hospital Clínico Quirúrgico Juan Bruno Zayas, la del último fue cerrada por problemas de personal y problemas institucionales y solo quedó la Jagua que es donde se ingresan a los pacientes, sean alcohólicos o drogadictos, previo a su consentimiento”, indicó la psicóloga médica Milagros González.
En una llamada al Hospital Psiquiátrico Gustavo Machín (San Luis de Jagua), una enfermera, que se negó a identificarse, describió un proceso de ingreso relativamente sencillo: “el paciente tiene que ir a su área de salud y ahí se le hace una remisión y ya cuando llega acá, el médico lo valora, si está para ingreso o no. Tiene que llamar para ver si hay disponibilidad de cama en la sala donde ingresan a esos pacientes, puede que haya, pueda que no haya”.
Otro requisito es que, para ingresar, el paciente debe ser investigado con análisis de sangre para determinar si tiene otra condición de salud como VIH u otra. La realización de los análisis es una seria dificultad para aquellos convencidos de rehabilitarse debido a que los reactivos, las jeringuillas y otros accesorios médicos tendrá que comprarlos “por fuera”.
El Gobierno cubano admite un alarmante crecimiento del consumo de drogas, mientras enfrenta la grave crisis del sistema de Salud Pública.
La falta de recursos en los hospitales psiquiátricos cubanos, la escasez de medicamentos y personal especializado unidas a las condiciones inadecuadas de la infraestructura de salud, afectan severamente a los enfermos, que a menudo se sienten abandonados a su suerte.
“En esos centros, debe de haber personal como psiquiatras, psicólogos, terapeutas, más las enfermeras, pero el déficit ocupacional es grande ya que los más viejos se han jubilado y los jóvenes no quieren trabajar debido a los bajos salarios. No todo el mundo está dispuesto a trabajar con estos pacientes porque cuando están en desintoxicación se tornan bastante agresivos”, señaló González.
“El déficit de recursos, es grande y los medicamentos para este tipo de pacientes no existen, son bastante escasos. En los hospitales para ingresar, el paciente tiene que llevar todo: materiales de uso personal, sábanas, toallas, jabón y otros artículos de aseo”, agregó la psicóloga santiaguera.
El Hospital Psiquiátrico de La Habana "Comandante Doctor Eduardo Bernabé Ordaz", tiene una de las clínicas para el tratamiento de adicciones para residentes en la Isla. Un reportaje de la televisión cubana mostró al centro con las condiciones higiénicas suficientes.
En su sección de Adicciones, una enfermera que tampoco quiso dar su nombre relató, a nuestro medio, un procedimiento para el ingreso de enfermos similar al del Hospital San Luis de Jagua de Santiago de Cuba.
“Antes de ser ingresado, el enfermo, con su remisión del médico de su área, tiene que acudir al cuerpo de guardia de aquí, luego, durante tres meses, al hospital de día en Mazorra, luego el psiquiatra valora si será ingresado, pero antes de ingresar tendrá que hacerse los análisis de sangre que son un problema".
La sanitaria se refiere a la escasez de reactivos para los exámenes de sangre que el paciente, muchas veces, tiene que comprar en la bolsa negra a precios altos.
El tiempo para conseguir una cama vacante para nuevo ingreso varía, es por eso que los adictos, y, en especial sus familiares cercanos, tienen que ir cada lunes, a enterarse si hay disponibilidad de ingreso.
Hay también los grupos de Alcohólicos Anónimos (AA), en los que trabajan profesionales de forma voluntaria y que están enclavados, principalmente, en iglesias.
“En todas las provincias están diseminados estos grupos, en cada municipio. Tenemos un directorio y nos lo pasamos a través de las personas que cooperan con nosotros, por ejemplo, de Salud Pública”, informó a nuestra redacción Eusebio Hernández, un administrativo de la oficina central de Alcohólicos Anónimos ubicada en el Vedado habanero.
“Aquí todo es terapia de grupo. El miembro tiene que ir a un grupo y allí se le da toda la información que necesita para resolver su problema y hay 12 pasos de recuperación, el primero es admitir que tiene problemas”, describió.
Hernández habló sobre los grupos Narcóticos Anónimos que también están establecidos en el territorio cubano, pero con pocos establecimientos.
“Aquí en La Habana, sé que hay bastantes. Muchos de los miembros de narcóticos anónimos van a Alcohólicos Anónimos, donde no se habla de drogas, solo de alcohol. El alcohol también es una droga, una droga blanda que es la frontera a otra droga”, detalló el especialista.
Por otro lado, Cuba contaba con numerosos lugares destinados a la rehabilitación de extranjeros o cubanos elegidos, que pudieran pagar los costos de hasta 20 mil dólares; pero han ido despareciendo debido a la crisis económica.
Según Julio Gómez, un trabajador de Cubandhealth, empresa gestora de servicios de salud en Cuba “El Quinqué”, ubicado en la provincia Holguín, es el único centro de su tipo que se mantiene en funcionamiento:
“La clínica actualmente tiene los mismos servicios que todos los años. No ha cambiado nada, al menos desde el punto de vista médico. Todos los servicios se están dando, el tratamiento, y el confort de la clínica son iguales que siempre”.
A la pregunta de si las afectaciones del servicio eléctrico llegan hasta esta clínica, el empleado de Cubandhealth respondió: “Sí hay problemas con los apagones, como en toda Cuba, pero eso ya está planificado, se sabe el horario en el que se va la electricidad y se toman las medidas para que los servicios no se paren. La clínica tiene una planta disponible, solo que, en ocasiones, no tienen combustible”.
Ninguna otra clínica para extranjeros para curar adicciones está funcionando en el país: Villa Ventura y El Colibrí, ambas en Santiago de Cuba, tampoco están prestando servicios.
El Colibrí se hizo famosa porque en ella estuvo ingresado el futbolista argentino Diego Armando Maradona, “no está activa para extranjeros, para los cubanos sí”, precisó Gómez, quien se apresuró a asegurar que se utiliza, tanto para extranjeros como para cubanos, el mismo programa de tratamiento.
Alexander Raúl Pupo Casas, un galeno holguinero exiliado, desde hace unos años, en Miami apuntó sobre “El Quinqué” que tiene habitaciones privadas para cada paciente, comodidades de las que carecen hasta algunos hoteles, camareras, áreas de recreación, salas de billar y parques de equitación.
“Estos sitios no funcionan para la población en general. Al cubano que quiera desintoxicarse, lo más probable es que lo ingresen en un hospital regular, lo tengan 15 días, fijado a una cama, con suerte no se les zafa en una crisis de abstinencia y se les suicida, como ocurrió cuando yo estaba trabajando en el Hospital Clínico Quirúrgico de Holguín, que no se tomaron las medidas con un paciente alcohólico en abstinencia que terminó tirándose del quinto piso”.
El Quinqué, “desdichadamente es un centro de rehabilitación de alto nivel en el que los mejores psiquiatras de Holguín están trabajando. De hecho, si consigues que te contraten en ese lugar, resolviste una gran parte de tu problema económico, porque a los médicos que trabajan ahí se les paga muy bien, están bien posicionados, todos tienen carros, siempre bien vestidos y con buena ropa y buenos zapatos”, enfatizó Pupo.
Recientemente se hizo pública la rehabilitación de la influencer Flor Danay Hernández Ochoa, conocida en redes como Flor de Cuba, en “El Quinqué”, una de las llamadas “clínicas internacionales” a las que no tienen acceso los cubanos que solo en casos excepcionales y presentando una autorización del ministro de Salud pueden acceder a un tratamiento.
Foro